Y cuando se explicita lo que la Teoría Económica “olvida”, recién se ingresa a explorar la realidad socio-económica en toda su dimensión, espacial y temporal; lo que ocurre a lo largo y ancho del planeta, y desde los orígenes de la Humanidad.
¿En qué consiste este punto central, que es crucial para la explicación de las desigualdades socio-económicas tales como la pobreza, el desempleo y el atraso milenario de los pueblos del Sur? ¿Por qué la Teoría Económica evita tocar el punto germinal del capitalismo y que, en definitiva, los es también del feudalismo, gamonalismo y esclavismo?
El asunto es bastante simple. Pongamos un ejemplo Tenemos dos conjuntos, uno está integrado únicamente por hombres y, el otro, integrado únicamente por mujeres. Digamos que la diferencia entre estos dos conjuntos es una cuestión de género, masculino y femenino.
Ahora, tomemos solamente a uno de los dos conjuntos en donde todos sus elementos son de un mismo género, digamos femenino. En esta condición, cuando analizamos y comparamos un elemento con otro de este mismo conjunto, ¿habría necesidad de demostrar que una es mujer y la otra también? ¿Para qué, si ya sabemos que todas son mujeres? ¿Para qué, si las dos son iguales en género? Más aún, en esta condición, ¿existiría la palabra “género”, e incluso la palabra “mujer”? No, sencillamente porque en este conjunto todas son mujeres, y no existe un solo “hombre” a partir del cual recién podríamos establecer la diferencia mujer-hombre.
Y es esto lo que está pasando con la Teoría Económica.
Si Pedro realiza una inversión, ¿qué necesidad existe de demostrar que la totalidad del resultado de la actividad económica generada por la inversión de Pedro le pertenece a él, y solamente a él? No existe ninguna, porque está generalmente aceptado que el resultado de una inversión pertenece a quien pone el capital, tanto que ni siquiera tenemos la necesidad de ponerle un nombre a este fenómeno socio-económico. Porque, como vimos líneas arriba, para llamar a una persona “mujer” era necesario que exista por lo menos un “hombre”. Siendo así, y sólo así, es que ya estaríamos en condiciones de inventar la noción “género”.
Y la Teoría Económica nos presenta solamente un caso de figura, en donde se realiza una inversión y la totalidad del resultado pertenece a la persona que realizó la inversión. No admite, lo que la Humanidad ha vivido por 190 mil años aproximadamente. Todos ponen el “capital” y, por consiguiente, todos son beneficiarios del resultado, y en partes iguales.
Solamente cuando se acepta la existencia de este segundo tipo de repartición del resultado de la actividad económica es que puedo llamar al primero Repartición Individualista y, al segundo, Repartición Igualitaria. Y es a partir de ahí que se puede llegar a la noción de Decisión socio-económica, la cual englobaría a los dos tipos de repartición.
Y sucede que esta Decisión socio-económica, mediante la cual, la sociedad define cómo repartir el resultado de la actividad económica, resulta ser el segundo elemento de una actividad socio-económica. Sin embargo, la Teoría Económica “olvida” completamente la existencia de los dos tipos de repartición que están en el centro de la problemática de nuestros tiempos. Un “olvido” de la Teoría Económica que tiene un trasfondo ideológico. Tanto que el profesor Thomas Piketty (2013) nos dice que “la desigualdad socio-económica no es mala en sí”.
Este “olvido” de la Teoría Económica hace que la definición de economía se refiera solamente a poner en juego los elementos del Proceso de trabajo, el otro elemento de la actividad socio-económica. Un elemento cuyo objetivo es solamente decidir qué bienes económicos producir.
Por eso es que, cuando el célebre economista británico Lionel Robbins (1932) dice que “La economía es la ciencia que se ocupa de la utilización de medios escasos susceptibles de usos alternativos”, se está refiriendo solamente a la interacción de los elementos del proceso de trabajo. “Olvida” completamente la dinámica del otro elemento de la actividad socio-económica: la Decisión socio-económica y sus tipos de repartición del resultado de la actividad económica.
Un “olvido” cuya aceptación lo conduciría necesariamente a poner en evidencia el fundamento del capitalismo, la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica: mediante la cual, un reducido número de personas se apropia la totalidad del Valor Agregado generado por todos los pueblos del mundo. Un “olvido” que pretende desconocer la existencia de las desigualdades socio-económicas como producto de un tipo de repartición bien preciso, la Repartición Individualista.
Ferreñafe, 21 de agosto del 2015
|